Corría la tarde del jueves 16 de junio de 2005, la temperatura ese día oscilaba entre los 14 y los 16 grados, muy propia del otoño argentino, y las zonas turísticas del país se preparaban para el aluvión de visitantes que recibirían durante el fin de semana largo que se aproximaba. 

Sin embargo, nada se esperaba que sucediera en la población de Los Hornos, lugar en el que Alan Solís, de 11 años de edad, desapareció. 

¿Quién es Alan Solís?

Alan era un chico de 11 años al momento de su desaparición, de contextura delgada, piel blanca, ojos marrones y cabello castaño.  Era el tercero de siete hermanos (Milagros, Angel, Estela, Celeste, Kevin y Dylan), quienes vivían con su madre, Mercedes Zinna, y la pareja de ésta, Alejandro Corvalán, en la localidad de Los Hornos, en la Plata (Buenos Aires).

Recientemente, el infante había dejado de asistir a la escuela para poder ayudarle a su madre a cuidar a sus hermanos menores, sobre todo a su hermana Celeste, quien por entonces tenía 6 años de edad y era una persona con discapacidad. 

De la personalidad de Alan se tienen, al menos, dos versiones y vale decir que son muy diferentes la una de la otra, por lo que la policía nunca tuvo en claro esta información sobre él.

Su madre indicaba que “era un chico sano y despierto, que jugaba al fútbol, armaba barriletes, un chico como cualquier otro de su edad. Pero no era de andar lejos, nunca salió del barrio y ni siquiera nunca se había subido solo a un colectivo”

Los vecinos, por su parte, comentaban que Alan habría “aparecido con un amiguito en Constitución”  y que en el barrio todos lo conocían porque “era de andar de casa en casa”.

Lo que sí se sabe con certeza es que gustaba de jugar con sus primos en sus ratos libres y asistía diariamente al merendero «Recreo Esperanza», ubicado a pocas cuadras de su casa, para almorzar en horas del mediodía y luego por la tarde a tomar una copa de leche junto con los demás chicos del barrio. 

Posible ruta que Alan recorría de su casa al merendero

Es justamente en una de esas tardes, yendo al merendero, en la que a Alan se le pierde el rastro.

El día de su desaparición

Ese jueves, Alan se vistió con unos jeans azules, un pulóver verde y zapatillas negras, y  concurrió al merendero a mediodía para tomar el almuerzo. 

Después, volvió a su casa y le avisó a su mamá que jugaría a la bolita (canicas o metras) con sus primos. Más tarde ese día, volvió a la casa para, esta vez, avisarle a su mamá que iría nuevamente al merendero a tomar la copa de leche. “Desde ese momento nunca más lo volví a ver”, relataba Mercedes Zinna a los medios por ese entonces.

Con el paso de las horas y al ver que Alan no regresaba del merendero, Zinna empezó a buscarlo por el barrio. “Fui hasta el comedor, y después casa por casa de los vecinos sin tener noticias. Y al día siguiente hice la denuncia a la Policía”, relataba.

Cabe destacar que no queda claro en ninguna de las fuentes consultadas si Alan llegó o no al merendero ese día. 

Desarrollo del caso

A partir de dicha denuncia, la Policía empezó el rastrillaje de diversas áreas de Los Hornos con perros y caballos, a la vez que realizaba diversos allanamientos en la zona con el fin de recabar pistas y recopilar datos de vecinos y personas de la localidad. 

En estos rastrillajes participó activamente el padre de Alan, Ramón Solís, quien trabajó en conjunto con varias fuerzas de seguridad de La Plata. 

En dichos operativos se revisaron los pozos ciegos tanto de la casa familiar como de los vecinos, las vías y  las estaciones del tren tanto de Los Hornos como de localidades cercanas así como las terminales de autobuses de larga distancia, pues en un primer momento se barajó la hipótesis de que el niño se hubiese fugado.

Entretanto, el 5 de julio de 2005, la familia de Alan Solís junto con los vecinos de la zona organizaron una marcha hacia la Parroquia «Nuestra Señora de Luján» para pedir por la aparición del infante sano y salvo.

Con el pasar de los meses, hubo también denuncias contra las autoridades realizadas por los vecinos, quienes reclamaban que algunos habían sido víctimas de persecución y hostigamiento policial ya que los funcionarios les requerían firmar declaraciones que no habían realizado, los amenazaban y realizaban detenciones arbitrarias durante la madrugada,  además de allanar varios comedores y merenderos de la zona. 

Pistas de interés

A pesar de los esfuerzos de las búsquedas y la presión que la policía ejercía sobre los vecinos, no hubo una sola pista del posible paradero de Alan Solís sino hasta marzo de 2006.

21 de marzo de 2006: Allanamiento y hallazgo de restos óseos

En marzo de 2006, un testigo cuya identidad fue reservada se presentó ante las autoridades y relató que un hombre había secuestrado a Alan Solís, lo había matado, descuartizado, quemado y arrojado sus restos a un chiquero para que fuesen devorados por los cerdos. 

A partir de esta declaración, la policía llevó a cabo una serie de operativos y, durante un allanamiento realizado por la policía en dos viviendas cercanas a la casa de Alan, fueron detenidos dos hombres y una mujer luego de que se hallaron restos óseos, algunos de los cuales habían sido expuestos al fuego, en el chiquero de una de las casas.

Dichos restos fueron enviados a un equipo de antropólogos forenses, quienes serían los encargados de determinar si pertenecían o no a un ser humano y, de ser positivo, si se trataban de los restos del menor. Además, en el lugar fueron hallados un par de zapatillas, dos armas de fuego, 7.500 pesos argentinos (unos 2.640 dólares estadounidenses para la época) y dos envoltorios de marihuana. 

Es de presumir que los resultados de dichas pericias fueron negativos ya que la búsqueda de Alan continúa activa hasta la actualidad. 

Teorías sobre su desaparición

Al principio, se pensó que Alan habría huido de su casa. Dicha hipótesis se basaba en el hecho de que provenía de una familia humilde y numerosa, no obstante, su madre dejó claro desde el principio que el niño la ayudaba con los quehaceres de la casa y el cuidado de una de sus hermanas. 

El padrastro del chico, Alejandro Corvalán, declaró en su momento que hubo “testigos que vieron a Alan entre las 13,30 y las 14 con una persona de entre 20 y 25 años en una bicicleta circulando por la avenida 60 hacia el centro”, pero que al encarar a dicha persona, ésta habría indicado no conocer al menor. 

Después, resonó el móvil de una venganza personal contra el padre de Alan, Ramón Solís, quien era el encargado de cuidar una plantación de morrones (pimientos, pimentones) ya que habría perseguido a unos ladrones que entraron a la propiedad a robar dichos comestibles.

Uno de los ladrones le habría dicho a Ramón Solís que iba a “llorar lágrimas de sangre”  por lo ocurrido. Estas serían las declaraciones del testigo de identidad reservada que habrían derivado en los operativos que dieron como resultado la detención de tres personas y la recolección de restos óseos. 

En el año 2011, Solís participó en el programa «Otro Tema» emitido por TN, y le pedía a la por entonces presidenta de la Nación, Cristina Fernández, «que nos dé una mano a todos los padres que estamos acá porque estamos desesperados. No queremos pasar un año más sin nuestros hijos».

Créditos: TN

En este mismo programa participó Rosana Yelli, madre de María Luján Olguín; y María Magdalena Danani, madre de Lucas Pietelski, entre otros familiares de personas desaparecidas.

El caso de Alan actualmente 

Lamentablemente, ninguna de las pistas mencionadas llegó a buen puerto, por lo que la búsqueda de Alan Solís sigue activa hasta la actualidad en el sitio web Missing Children, aunque el caso ya no tiene la misma difusión que hace unos años.

¿Tienes información sobre Alan Solís?

Si tienes algún dato o información de interés sobre el caso de Alan Solís, comunícate con Missing Children al teléfono 0800-333-5500, a la línea de emergencia 911 o a la dirección de correo electrónico info@missingchildren.org.ar.  

Fuentes consultadas: 

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